lunes, 1 de marzo de 2010

DOMINGOS QUE NO SON TAN HORRIBLES

A menudo cuando miras un cuadro demasiado de cerca no consigues apreciar qué quieren decir todas esas imágenes que se agolpan dentro del marco. Es necesario alejarse para poder entender los trazos desde la distancia. Por eso cuando quiero apartarme del día a día de clases, bibliotecas, prácticas de conducir, turcias monumentales y gritos me escapo al único lugar de esta ciudad que me gusta.

Pasar el Duque de Lerma es adentrarse en otra urbe mucho más especial. Creo que es la combinación de los árboles, el río y los patos con los grafittis y las esquinas de "por favor chonis, atráquenme" lo que hace que tenga tanto encanto. Y gracias a esos parques, los porros que Eva me prepara con cariño y dedicación, los primeros días de luz del año y los geniales Death Cab for Cutie hay domingos que no son horribles, domingos en los que puedo ver el mundo brillar a mi alrededor.

Es una zona en la que aparte de canis por las noches, sólo se ven matrmionios con hijos perfectos y perros perfectos que salen a pasear y ancianos que repasan los lugares que ya se conocen tan de memoria que les resultan tan mundanos como respirar. Pero respirar no es algo que se haga tan a menudo. De hecho, creo que sólo respiro de verdad cuando voy allí. Es extraño, pero los matrimonios con hijos parecen pertenecer a una dimensión diferente a la mía, como una cultura imposible de entender o la meta de una carrera interminable. Me gustan más los viejos. Salen hasta cuando hace mucho frío. Aunque puede que sus confortables casas con calefacción vacías les resulten aún más gélidas.

Ayer me puse a leer N.P. de Banana Yoshimoto en un banco, es algo que aunque sea muy yanqui siempre me ha gustado. Y hay otra cosa también muy de pelis de Hollywood y que también me encanta, y es cuando se te acercan desconocidos y hablan contigo. Ayer me pasó eso, y además era un viejo, así que podréis imaginar la ilusión que me hizo. Me preguntó que de qué iba el libro con la voz ronca y bonachona de algunos viejos que aún no están contagiados por la certeza de la muerte. Le dije que era muy bueno y que trataba de un japonés que se acuesta con su hermana sin saberlo, y que luego lo descubren y se sienten como una mierda y empiezan a planear un suicido conjunto. Era verdad. Pero no le sorprendí, fijo que el viejo había vivido guerras y cabronadas varias que a nosotros ahora simplemente ni nos caben en la cabeza. Hablamos un poco y se fue con los patos, que a lo mejor le resultaban más sabios que yo. Me gusta la gente que habla con desconocidos. Cuando llueve, mi amiga Clara se acerca a desconocidos sin paraguas y les deja compartir el suyo, y si ella no tiene y ve que otro sí, pues se acopla y habla con ellos. Con las personas, no con los paraguas. A cualquiera que haga eso hoy en día se le toma por algo zumbado, pero a mí me encanta la gente así. Es como deberíamos ser todos.

Comencé a buscar un parque que tan sólo he podido encontrar una vez. Me enamoré la primera vez que lo vi, repleto de familias perfectas, por supuesto. Pero nunca más le he podido encontrar, parece que me evita, o al menos es un creído y quiere ponérmelo muy difícil, ver cómo me las arreglo para merecerme el premio. De camino vi tres gatos. Estuve un buen rato intentando ganarme su confianza, se que acabaré pasando mi vida con gatos y perros en vez de con personas, así que más me vale aprender a interpretar sus señales. Eran unos cobardes, me pregunto si lo seguirían siendo si me quedase allí con ellos maullando y rebuscando comida entre la mierda un par de días. Debería hacer la prueba. Pero llegó un niño de unos 4 años, los ahuyentó y se me quedó mirando. Dios, prefiero a los gatos mil veces antes que a los críos. No sabía que decirle, así que le comenté que los gatos eran unos cobardes. Y entonces su padre dijo "anda ven, niño" y se le llevó. Me habían tomado por raro antes, pero por yonki peligroso es la primera vez.

El disco de "Transatlanticism" de Death Cab for Cutie es perfecto. No me gusta escucharlo demasiado para no acostumbrarme y que me siga desautomatizando y maravillando cada vez que lo redescubro. Creo que en mi lecho de muerte, cuando sea un viejo alcohólico rodeado de mininos me seguirá fascinando.
Luego me entraron ganas de mear. No quería volver a casa. Ante todo, no podía volver a casa. Si volvía la escapada habría quedado a medias y habría perdido todo su propósito. Meé en una alambrada con mucha maleza que había tras un edificio solitario y desolador, era el lugar más apartado que pude encontrar. Cuando mi vejiga dejó de cagarse en mis muertos y pude apreciar mejor dónde estaba, resultó que tanto la alambrada como el edificio eran de la Policía. Siempre he sido muy distraído, me falta observación y anticipación. Os remito a mi profesora de la autoescuela para que os de fe de ello.

El disco ya había dado tres vueltas para cuando encontré el parque. Fue increíble verlo otra vez, cómo esos lugares mágicos con los que sueñas y cuando te despiertas descubres que el sol matutino lo ha jodido todo y que ni hay lugar ni hay sueño ni hay ganas de enfrentarse a otro día exactamente igual a los anteriores. El sol nunca aprenderá que las cosas realmente importantes se encuentran en la oscuridad. Como las estrellas, los amantes, las medusas o las aguas fecales. Estaba en el parque y pensé que si todo esto me está llevando a algún sitio, quiero llegar ya. Gracias a la suerte, o a mi incuestionable simpatía, tengo unos amigos increíbles con los que no es difícil en absoluto seguir adelante. Pero el año que viene viviré en Edimburgo. Y es maravilloso tener un año entero para empezar de 0 en un lugar alejado, en el que aún no has construido nada. Mi propósito una vez que llegue será vivir momentos de verdad, momentos reales de los que no se olvidan nunca, momentos que recuerdas entre tus gatos y tus botellas de whisky antes de estirar la pata.
Mi profesora de Poética dice que para escribir una buena obra literaria no hay que escribir basándose demasiado en las vivencias personales. Está claro, pues, que nunca escribiré literatura, cuando escribo algo es horrible, siempre es: yo, yo mismo y mí.



Cinco minutos después de llegar al parque tuve que irme a casa. Los porros me dan ganas de hacer popó, os remito a mis desafortunados amigos para que os den fe de ello. Y eso evidentemente ya no podía hacerlo en ningún cuartel de policía.

¿Y cuál es la conclusión de todo esto? Pues que: redes sociales + ausencia del sentido de la privacidad = Marius hablándole de sus hábitos retretianos al mundo de nuevo. Ge-nial.

SHE GOT THE LOVE




domingo, 28 de febrero de 2010

DIMANCHE


Los domingos son días odiosos, eso lo sabe todo el mundo. De lunes a viernes sigues adelante irremediablemente por no poder seguir a la izquierda ni a la derecha ni a ningún otro lado, yendo de una clase a otra, haciendo trabajos, cogiendo autobuses. Los fines de semana se reducen a levantarte tardísimo, ver Skins, prepararse para salir y buscar algo de escapismo, ¿yendo de acampada? No, intimando con el whisky. ¿Y qué pasa los domingos? Los domingos limpias la habitación. Y mientras pasas el polvo, rompes antiguas cartas o descubres pelusas ombligueras debajo de la cama te da tiempo a pensar. A dar vueltas sobre ti mismo en tu habitación, resumen y microuniverso de aquello a lo que te has estado dedicando los últimos años. Y resulta que el microuniverso apenas cambia. Los domingos son días odiosos.

sábado, 20 de febrero de 2010

FELICITEISIONS MARTICHE



Mar Tiche ya está muy vieja
y es ya hasta cuasiestéril
pero se sigue pareciendo
a Hermione en la cuarta peli

Mar Tiche encuentra cuerpos
cuando corre entre el centeno
pero son los gatos muertos
de la más senil del pueblo


Sin la presencia de Tiche
no sería lo mismo el verano
aunque debemos decir
que nos gusta más su hermano


Tiche enchula a diario
fotos super bonitas
y luego yo me etiqueto
y me suben las visitas

Todo son ventajas
si la tienes de amigota
hasta te llevará a Razz
si no va su amiga loca

Por eso Tiche guaposa
muchas felicidades
quiero ir contigo a un chino
y conocer esquimales


Perdón por romperte el morro
y dejártelo violeta
pero es un color muy chic
combinaba con tu chaqueta

Mar Tiche ya me despido
y acabo con este rollo
que pases un feliz día
me voy a comprar un pollo

ES CONTAGIOSO

Ser majo está infravalorado. Vale que a algunas personas les resulte más complicado que a otras, y que a menudo no sirva de nada porque en realidad con quien estás hablando es lerdo. Pero si no lo eres es mucho más fácil perderte a quien sí merece la pena. No hay muchas cosas que podamos hacer por el mundo sin tener que donar un pastón o dedicar tu vida a organizaciones protectoras de berzas o similar. Pero se puede sonreír a la gente, y no es ninguna bobada. Sonríes y luego ellos te sonríen a ti. Es contagioso. Como una especie de gonorrea chachi.



PANDORA

¿Alguien más se siente raro después de haber visto Avatar? No sé, lo digo porque desde que la vi no he dejado de pensar en que sería genial que Pandora existiera. Es el tipo de lugar con el que solía soñar de pequeño mientras jugaba con animales y me creía Tarzán. No dejo de tener impulsos de ir a ver documentales inexistentes de 7 horas sobre la vida de los Navis y sus "quereseres" diarios.

Después de tantos siglos, se supone que deberíamos estar en la fase más avanzada de nuestra evolución, pero yo lo único que se es que todos los días voy a mis prácticas de conducir y todo lo que veo son obras, humo, edificios grises y alcantarillas, y no árboles ni arroyos ni extrañas lianas rosa eléctrico (bueno vale, a lo mejor me paso de imaginativo). La cuestión es, a lo que hacemos a lo largo del tiempo, ¿de verdad se le puede llamar "evolucionar"?

Me encantó como mostraban respeto a todas las cosas vivientes, incluso cuando tenían que matarlas. Toda la energía fluye, no puede guardarse ni poseerse, sólo puede tomarse prestada. Los Navi tienen una actitud honesta hacia todas las fuentes, algo de lo que nuestro planeta carece en gran medida. Quiero que Pandora exista. De verdad, quiero que Pandora exista y cabalgar extraños reptiles voladores y conectar la trenza con la gente. Creo que es posible que James Cameron haya añadido algún tipo de droga a las gafas 3D.

Otra cosa que me impactó mucho muchísimo muchérrimo fue cuánto odiaba a los humanos de la película. Ya se que es algo muy ingenuo porque se trata de la magia del cine y la perspectiva que quieren que adoptemos, pero aún así me recuerda a la gente que simplemente pasa del tema y destruye el mundo de sus hijos. Y diréis vosotros, ¿qué fácil es decirlo, no? Pues sí, lo es, por eso lo digo. Es posible que mismamente mañana haga más de 3 cosas que perjudiquen el planeta. Ese es el problema. Nadie queremos hacer el daño que estamos haciendo a la Tierra... simplemente lo pensamos un instante y volvemos a nuestra tarea sin volver a preocuparnos. La intención está ahí, pero la intención no es suficiente.

viernes, 19 de febrero de 2010